miércoles, 12 de septiembre de 2018

Materia: Plástica Curso: 2º 4º T. T

Materia: Plástica      
Curso: 2º 4º  T.T
Textura visual y Táctil
¿Qué es Textura?
La experiencia humana ha conocido cómo es al tacto la corteza de un árbol,  la superficie de una tinaja  o de una piedra, una copa de cristal y miles de superficies más que conforman el ámbito cotidiano.
Cuando percibimos un objeto lo vemos como una totalidad en la cual están presentes las sensaciones aisladas de configuración, color,  textura, sonido, olor, etc. Teniendo en cuenta este fenómeno los artistas de todos los tiempos han utilizado las texturas como parte de los elementos constructivos del lenguaje visual. El aprovechamiento de las cualidades táctiles ha tenido diferentes acogidas por parte de los artistas.
Como acercamiento elemental se puede señalar tres actitudes seguidas por los artistas en la utilización de la textura. En primer lugar hay artistas que no les interesan el uso o aprovechamiento de esta cualidad en sus obras y renuncian a su explotación. En segundo lugar hay artistas que sí se sienten atraídos por las posibilidades del empleo de este elemento.
Dentro de los que le interesan las texturas podemos definir dos corrientes: la tradicional representación-imitación de las texturas en su forma más meticulosa y objetiva utilizando la textura visual, y la de los que piensan que la plástica no es arte de imitación sino de creación y optan, no por recrear ilusoriamente las distintas texturas, sino que prefieren ofrecerlas al espectador en su forma real, textura táctil.
Las distintas densidades de los materiales, aplicaciones con espátula, papeles, rejillas, arenas, etiquetas y otras superficies son incorporadas a sus obras, como cualidades táctiles reales. Aunque existen artistas que combinan estos dos tipos de texturas en sus obras de arte indistintamente.

¿Qué es Textura Visual?
La textura visual es la representación por medios gráficos, como la pintura, dibujo o fotografía de las texturas táctiles. Por ello, las percibimos únicamente de manera visual y se llaman también texturas gráficas.
Existen diversos procedimientos para obtener texturas visuales a partir de materiales de pintura y dibujo: raspado, transparencia, estarcido, estampación, etc.
¿Qué es Textura Táctil?
La textura táctil es aquella que se percibe mediante el tacto y la visión, al tocar y observar la superficie de los objetos.
Se comprueba así que estos tienen relieve y que pueden ser suaves o rugosos. Cada materia tiene una textura diferente.

¿Quién es Quinquella Martin?   
Benito Quinquela Martín (Buenos Aires,  1 de marzo  de 1890 – ibídem  28 de enero de 1977)  cuyo nombre de nacimiento fue Benito Juan Martín, fue un pintor  argentino.  Hijo de una madre desconocida que lo abandonó en la Casa de Niños Expósitos  siete años después fue adoptado por la familia Chinchella, dueños de una carbonería.
Quinquela Martín es considerado el pintor de puertos y es uno de los pintores más populares del país. Sus pinturas portuarias muestran la actividad, vigor y rudeza de la vida diaria en la portuaria La Boca. Le tocó trabajar de niño cargando bolsas de carbón y dichas experiencias influenciaron la visión artística de sus obras.
Exhibió sus obras en varias exposiciones realizadas en el país y en el extranjero, logró vender varias de sus creaciones y otras tantas las donó. Con el beneficio económico obtenido por estas ventas realizó varias obras solidarias en su barrio, entre ellas una escuela-museo conocida como Escuela Pedro de Mendoza.
No tuvo una educación formal en artes sino que fue autodidacta, lo que ocasionó que la crítica no fuera siempre positiva. Usó como principal instrumento de trabajo la espátula en lugar del tradicional pincel.
La fecha exacta de nacimiento no ha sido determinada con certeza ya que fue abandonado el 20 de marzo de 1890 en el orfanato La Casa de los Expósitos, con una nota que decía "Este niño ha sido bautizado con el nombre de Benito Juan Martín". Por su forma física, se dedujo que habría nacido 20 días antes, por lo que se fijó el 1° de marzo como su cumpleaños. Hay otras versiones que afirman que esta nota nunca existió y que fueron las autoridades del orfanato quienes tomaron cartas en el asunto. Lo que sí es cierto es que la madre biológica nunca se presentó para reclamarlo, dejó en el bebé como recuerdo un pañuelo cortado en diagonal, adornado con una flor bordada. Podría haberse quedado con la otra mitad para intentar encontrarlo en alguna oportunidad, cosa que nunca sucedió y nunca se encontró la otra mitad.
Sus primeros siete años los vivió en un asilo de San Isidro, el artista tenía escasos recuerdos de esa época y aparecía en su memoria como desdibujada y nebulosa. Vivió entre los delantales grises y hábitos negros de las Hermanas de Caridad, careciendo de figuras paternas en una edad crítica para la formación psíquica. Fue una infancia triste y solitaria donde prevaleció el encierro. Sin embargo, su carácter no se vio alterado por estos hechos, siempre fue alegre y compasivo y sus actitudes eran agradables. A pesar de todo el asilo era amplio y limpio, la comida nunca faltaba.
Con seis años de edad, el 18 de noviembre de 1896, fue adoptado por Manuel Chinchella y Justina Molina. Benito adquirió el apellido de su padre adoptivo "Chinchella" que posteriormente sería fonetizado al castellano como Quinquela“Mi vieja me conquistó en seguida –dicta Quinquela en su autobiografía recogida por Andrés Muñoz y publicada en 1963– y desde el primer momento encontró en mí un hijo y un aliado”.
Manuel, oriundo de NerviItalia, era un hombre robusto, de gran fuerza muscular, que había llegado a Argentina para mejorar su situación económica. Vivió un tiempo en Olavarría, por lo cual se le apodó "El gaucho de Olavarría" y luego se trasladó a La Boca donde trabajaba descargando carbón en el puerto.
Una tarde de trabajo se cruzó con Juana, quien sería su esposa, proveniente de Entre Ríos, de quien se enamoró a primera vista. Justina Molina tenía sangre india, venía de Gualeguaychú y era analfabeta, lo cual no le impedía atender la carbonería en el barrio porteño de la Boca con perfecta eficiencia: se acordaba mejor que nadie del estado de cuentas de cada cliente. Previamente había trabajado como sirvienta y en una fonda de la calle Pedro de Mendoza (donde hoy se encuentra el Museo Escuela Pedro de Mendoza donado por el pintor). Ese trabajo lo dejó porque a Manuel no le convencía la idea de que se ganara la vida sirviendo, e instalaron juntos una carbonería en la calle Irala al 1500. Manuel Chinchella aprovechaba su fuerza física para redondear los ingresos de la carbonería con trabajos en el puerto, donde cargaba de a dos las bolsas de 60 kg.

Justina no podía quedar embarazada pese a que ambos deseaban un hijo. Tomaron la decisión de adoptar uno y fueron a la Casa Cuna en busca de un varón crecidito que pudiera colaborar en la carbonería. Benito en ese momento tenía entre seis y ocho años, no se sabe exactamente la edad. El trato de su madre fue tierno sin escatimar en los abrazos mientras que el trato del padre con el niño era un poco distante, de ruda ternura, pero cada tanto una caricia cuando el padre llegaba del puerto le tiznaba la cara al "purrete" (niño).Mientras el padre trabajaba, la madre y el niño atendían la carbonería y hacían los quehaceres domésticos.
Benito Quinquela Martín en su taller.
Ese mismo año comenzó su educación primaria en la Escuela Primaria N°4 donde estudió hasta el tercer grado debido a la situación económica de su familia. Su maestra fue Margarita Erlin quien le enseñó los conocimientos elementales: leer, escribir y nociones de matemáticas. Según Manuel los conocimientos adquiridos le permitían no ser estafado.
Entabló amistad con los mellizos García, conocidos por pendencieros pero inteligentes y capaces. Ellos ayudaron a Benito en sus tareas y cuando supieron que abandonaba sus estudios le enseñaron conocimientos callejeros como usar la honda, tirar piedras con puntería certera y robar alambres de las cercas para emplearlos en defensa propia. En ese entonces se armaban peleas barriales, los de Barracas (descendientes de españoles) contra los de La Boca (italianos).  En 1904 la familia se mudó a la calle Magallanes 970, una zona donde era popular la militancia social y la política parecía ser el camino para construir un futuro mejor. Nacían entonces los sindicatos, los gremios y los centros educativos. Benito comenzó a participar de la campaña de Alfredo Palacios, candidato a diputado socialista. Aunque era menor de edad, lo que aprendió en esos años de trabajo lo inclinaban hacia ese sector político. Colaboró repartiendo volantes y manifiestos izquierdistas y pegando carteles. Esa elección la ganó Palacios y Benito aprendió a luchar por lo que se quiere y entendió que la participación tiene su rédito.
Pero las cosas empeorarían al año siguiente en lo económico y su padre pensó que si podía trabajar en política también lo podría hacer en el puerto. Su tarea era subir barco por barco con una bolsa vacía, llenarla con carbón hasta la parada de los compradores en los diques de Vuelta de Rocha.  La paga era de cincuenta centavos cada veinticinco bolsas y el agregado de agudos dolores de espalda. Se destacó en esta labor porque pese a su contextura física -era flaco, menudo y huesudo- contaba con una firme voluntad de hierro. Trabajaba desde las siete hasta las diecinueve horas y, lo apodaron "el mosquito" por el contraste entre su físico y la velocidad del trabajo
Sus comienzos como pintor

Cuadro Regreso de la pesca exhibido en un mural en la calle Caminito.
Había empezado a dibujar inspirado en las escenas y colores que observó en el puerto, usaba técnicas intuitivas dado que ignoraba los más elementales conocimientos de dibujo, eran rudimentarios, torpes utilizando carbón y lienzos de madera como elemento de trabajo que posteriormente eliminaba para evitar las bromas de sus compañeros.
A los 14 años entró a la Sociedad Unión de La Boca, un centro cultural vecinal donde se reunían estudiantes y obreros para conversar.  En esa academia se enseñaba casi de todo, desde música y canto, economía hogareña y otros cursos prácticos, mientras de día trabajaba en la carbonería familiar.
Con 17 años entró al Conservatorio Pezzini-Stiatessi, parte de la Sociedad Unión de La Boca, donde estudió hasta 1920. En esa academia conoció a Juan de Dios Filibertoy otros colegas con quienes se relacionaría durante toda su vida. Su maestro fue Alfredo Lazzari, pintor que le dio sus primeros conocimientos técnicos sobre el arte. Como práctica le daba yesos donde reproducía dibujos en claroscuro y realizaron excursiones a la Isla Maciel los domingos por la tarde para entrenarse con el dibujo de las escenas al natural. Continuó hasta los veintiún años con el curso.
Como este ambiente era muy distinto al que estaba acostumbrado, lleno de carbón y alejado de los libros intentó incorporar todo el conocimiento de golpe, después del trabajo iba a alguna biblioteca para intentar cubrir la carencia de educación formal. De toda la literatura que leyó la que más le impactó fue El arte del escultor francés Auguste Rodin, fue la que le despertó su vocación. En ese texto Rodin dice que el arte debe ser sencillo y natural para el artista, la obra que requiere esfuerzo no es personal ni valedera, conviene más pintar el propio ambiente que "quemarse las pestañas persiguiendo motivos ajenos, de esas enseñanzas Quinquela extrajo: "Pinta tu aldea y pintaras el mundo. Nunca se apartó de este dicho, su aldea sería el barrio de La Boca, sus vecinos y el puerto.
Durante esta época comenzó a frecuentar las tertulias que se realizaban en la peluquería de Nuncio Nucíforo en Olavarría al 500, donde se conversaba de política, de cultura, de técnicas pictóricas y otros temas, se compartían lecturas y preocupaciones. En 1909 se enfermó de tuberculosis, en esa época la enfermedad causaba muertes. Sus padres lo mandaron a la casa de su tío, en Villa Dolores, Córdoba, para que se curara con el aire serrano. Fueron seis meses de reposo en los cuales se curó de la enfermedad y se conoció al pintor Walter de Navazio, exponente de la pintura romántica que dibujaba los sauces y algarrobos que adornaban el paisaje y con quien pintó al aire libre. Pero este ambiente le hizo reforzar su idea de retratar solamente su propio mundo, el paisaje cordobés no lo inspiraba tanto como el puerto.
De regreso a su hogar, ya con la idea firme de continuar con su obra, montó un taller en los altos de la carbonería, donde recibió la visita de Montero, Stagnaro y la de Juan de Dios Filiberto quien además modeló. Más tarde se convirtieron en inquilinos del lugar. Esta situación, los óleos sobre el lugar, el constante paso de gente y las discusiones hasta altas horas de la madrugada, sorprendió a los Chinchella. Benito usó huesos humanos para estudiar su anatomía y se difundió el rumor que en el taller habitaban los fantasmas de los "dueños" de los esqueletos, se exageraba tanto que un día un amigo llevó todos los restos óseos al cementerio.  Todo esto no contaba con la simpatía de Don Manuel porque descuidaba su trabajo en el puerto. Un día a raíz de las fuertes discusiones y a pesar de que su madre lo apoyaba, Benito abandonó el hogar familiar, aunque siguió trabajando en el puerto para mantenerse y le dedicó más horas a la pintura debiendo alimentarse sólo de mate y galletas marineras. Su vida fue a partir de entonces muy parecida al vagabundeo: durante un tiempo vivió en la Isla Maciel donde se relacionó con ladrones y malandra, lo cual no le incomodó. Llegó a conocer una escuela de punguismo con base en esa zona y le ofrecieron ser parte de ella pero no le interesó la idea. Pintó muchas telas con imágenes del lugar y aprendió mucho de los punguistas que -además del robo disimulado- tenían una serie de códigos de honor y hermandad que le interesó. Todos estos saberes abrieron su mente e hicieron más rica su pintura.
Montó sus talleres en distintos lugares, desde altillos hasta barcos (tuvo uno en el "Hércules", un navío anclado en el cementerio de embarcaciones de Vuelta de Rocha) sin embargo no duraría mucho con estas mudanzas, los ruegos de su madre para que regresara porque no vivía tranquila, más el consejo que le dio: "Si no te gusta el carbón, búscate un empleo del gobierno" lo hicieron retornar al hogar y conseguir un empleo como ordenanza en la Oficina de Muestras y Encomiendas de la Aduana en la Dársena Sur. Su nuevo empleo consistía en limpiar ventanas y cebar mate lo que le dejaba tiempo libre para pintar. Trabajó allí hasta que le solicitaron tareas de mensajero y traslado de caudales. Presentó su renuncia indeclinable, temeroso de lo que podía pasar si le robaban una encomienda, para entonces sabía mucho de punguismo.
A los pocos meses, en el año 1910, se presentó en una exposición, una muestra de todos los alumnos del taller de Alfredo Lazzari en la Sociedad Ligur de Socorro Mutuo de La Boca con motivo del veinticinco aniversario de esta sociedad. Participaron Santiago Stagnaro, Arturo Maresca, Vicente Vento y Leónidas Magnolo todos ellos principiantes y aficionados. Era el debut de Quinquela quien expuso cinco obras: el óleo Vista de Venecia, dos dibujos realizados a pluma Vista de Venecia y dos paisajes confeccionados con témpera. Estas obras, ahora perdidas (excepto por los dibujos en pluma), eran algo torpes pues no había adquirido la habilidad suficiente en sus mano
Benito deseaba crecer como pintor y sabía que debía mejorar su técnica para lograrlo. El maestro Pompeyo Boggio le enseñó técnicas de dibujo natural. Junto con Quinquela estudiaron Adolfo BellocqGuillermo Facio Hebequer, José Arato y Abraham Vigo, todos ellos se inspiraban en los problemas sociales del país según afirma el crítico Jorge López Anaya. Formaron el denominado Grupo de los Cinco o Artistas del Pueblo y, entre otras actividades, escribieron artículos en el diario La Montaña de Leopoldo Lugones.
Ante los rechazos que sufrieron Quinquela y sus compañeros para participar en el Salón Nacional, la principal galería que tenía la ciudad, crearon el Primer Salón de los Recusados, dedicados a los artistas no admitidos en el Salón Nacional. Fue creado en la avenida Corrientes 655 en un local cedido por la Cooperativa Artística. Allí Benito expuso Quinta en la Isla Maciel y Rincón del Arroyo Maciel, obtuvo críticas divididas: positiva del diario La Nación y de Crítica y negativa considerada un desacato por parte de los jóvenes pintores por el diario La Prensa, el semanario Fray Mocho y José Gabriel de la revista Nosotros. Lo significante es que la prensa, mal o bien, se había empezado a fijar en sus trabajos.
Se anotó como profesor de Dibujo en la escuela Fray Justo Santa María de Oro, dependiente del Consejo General de Educación, donde los obreros adultos concurrían a completar sus estudios secundarios, en el horario vespertino. Quinquela les enseñaba los secretos del dibujo ornamental con el fin de aplicar el arte a la industria. La idea concebida junto al maestro Santiago Stagnaro era acercar el arte a la clase obrera.
Actividades.

· Sobre una hoja canson Nº6, previamente rotulada y con el marco correspondiente, Elegir una imagen de las expuestas en el trabajo.
· Copiar lo mas parecido posible.
· Completar con líneas curvas,  rectas, onduladas, Zic Zac, espiraladas, y quebrdas de colores en fibras o lápices.
·  Fecha de entrega: 17/09/2018


TPNº2
·      Sobre un cartón del tamaño de la hoja Canson Nº6, previamente rotulada y con el marco correspondiente. Elegir otra imagen de Quinquella Martin.
·      Copiar lo mas parecido posible.
·      Para generar volumen, enrrolar papel de diario o rollo de cocina empaparlo con plasticila o engrudo (1 taza de agua x 1 taza de harina) y colocarlo en las figuras del dibujo.
·      El fondo quedara liso o sea sin volumen de papel ,solo la  la figura va a sobresalir.
·      Una vez que todo este seco y bien aderido al carton, dejar secar.
·      Pintar con temperas o acrilicos.
Fecha de entrega: 17-09-2018

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